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Más que por los muebles de cocina y electrodomésticos de última generación que pueblan la estancia, hablar de cocinas modernas es hablar también de la utilización racional que en ella se realiza de sus recursos y desechos.

Aprovechar, reutilizar, reciclar son también signos inequívocos de modernidad.

Cocinas ivory te proporciona algunas sencillas con las que podemos contribuir al respecto.

 

Reciclaje de utensilios

 Las cocinas modernas y tradicionales están repletas de utensilios en constante renovación: botellas, frascos, cubiertos, vajillas, recipientes de toda índole que, tras una intensa vida útil, se sustituyen por otros más bonitos o eficientes.

Algunos de los que hemos decidido que ya no sirven para su función original, en lugar de tirarlos , podemos intentar reutilizarlos para otros fines prácticos y decorativos:

Botellas de cristal para envasar nuestras recetas caseras.

Vasos para realizar candelabros alojando velas en su interior. 

Platos de las vieja vajilla convertidos en llamativos centros de mesa para decorar.

Con un poco de buen talante e imaginación, existen numerosas alternativas originales con las que sacarle partido a los aparejos que estábamos pensando en tirar a la basura.

Reciclaje de restos de alimentos

 

Calcular con criterios racionales la cantidad de productos que adquirimos para alimentarlos así como intentar aprovechar todo lo que nos sobra de su preparación y consumo debería ser, más que un talante, una obligación. 

A pesar de todo, siempre hay algo que sobra y, antes de tirarlo  en su recipiente correspondiente, podremos aprovechar:

El pan duro: Una bolsa de tela colgada detrás de una puerta o cajón sirve estupendamente para acumular el pan que nos va sobrando día a día para ir consmiéndolo poco a poco como pan rallado o como ingrediente en otro tipo de platos (gazpachos, sopas de ajo...). Menos acabarlo tirando a la basura, cualquier alternativa es buena.

El aceite usado: Este líquido tan apreciado en nuestras cocinas modernas y de cualquier tiiempo se convierte, al llegar a ríos y mares como residuo, en un elemento perjudicial para los seres vivos y de difícil eliminación. Por ello, debemos extremar su guardado domestico en botellas o tarros de cristal de pequeño tamaño lejos del alcance de los niños para acabarlos depositando en los puntos urbanos específicos de reciiclado del aceite. Y, aunque no es sano, reutilizarlo demasiado en la preparación de alimento, si podría obtenerse algún uso adicional realizando jabón en polvo para la lavadora o, con este sencillo truco, volver a usarlo para cocinar una sola vez.